La plaza de Toros de Cabeza la Vaca es un monumento singular encalado e irregular, se asoma a la que era la entrada principal de Cabeza la Vaca, la otra entrada / salida es “la de La Carera”, llamada así por los vecinos tradicionalmente porque se orienta en dirección a esa población. Dota a este pueblo de monumentalidad pero sin romper la estética.
Queda totalmente integrada en el paisaje urbano, lo que hace que pueda utilizarse, como se ha hecho en diversas ocasiones, para exposiciones, incluso exposiciones o concentraciones de coches de época.
Su forma exterior es robusta y sencilla, encalándose su fachada año tras año. Está realizada en mampostería y consta de tres puertas: la puerta grande o principal, la puerta del sol y la de la enfermería.
Su graderío es completamente macizo y se organiza en distintas alturas según las zonas. Conserva en la parte de sol su estructura inicial, formada por asientos revestidos de pizarra y ladrillo configuran un espacio de gran belleza y aspecto rustico. El ruedo, con sus 40 metros de diámetro, viste desde el año 2000 un callejón de madera que protege los antiguos burladeros excavados en el macizo graderío y que conforman estrechas aberturas. Tiene declaración BIC, Bien de Interés Cultural, en la Categoría de monumento.
El interés por las corridas de toros en Cabeza la Vaca comienza a manifestarse desde la Baja Edad Media, conservándose en el Archivo Histórico Municipal diferentes documentos que nos hablan de las funciones de toros que se celebraban en honor al patrón San Benito desde el s. XVI, pese a que San Pío V lo había prohibido expresamente y condenado in aeternis a quien contraviniese subula papal De Salute Gregis.
Los escenarios taurinos fueron otros hasta la construcción de la plaza: el primero de ellos, en la Plaza Vieja, después el Corral del Concejo se aprovechó como coso para lidiar y correr toros, nombre que ha perdurado hasta la actualidad en la Calle coso y fuente del Coso, en fuentes documentales también aparece que la zona del Coso era la zona del antiguo basurero del Pueblo.
En 1776 el escenario vuelve a cambiar, trasladándose a la Plaza de España o Plaza del Rollo y levantándose un entramado efímero de maderas apoyado a las Iglesia Ntra. Sra. de los Ángeles, similar al que se levanta en otros lugares. En el año 1785 se prohíben corridas de toros en las calles y lugares públicos, lo que supone la desaparición de muchos de estos festejos. Esta ley tenía una excepción, la de aquellos espectáculos que dedicaban los ingresos a limosnas o a culto, como era el caso de Cabeza la Vaca, donde la Hermandad de San Benito o la Cofradía de los Remedios realizaban espectáculos de toros. Pese a que Pío V lo tenía probibido in aeternis, esto es para toda la eternidad. Se inicia en estas fechas la construcción de la actual plaza de toros, como lugar que pudiese proporcionar mayor seguridad a los espectadores y lidiadores. De esta forma, la plaza de construye con la aportaciones voluntarias y el trabajo de los vecinos, levándose así un coso taurino donde poder disfrutar de las aficiones más añejas.
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