Con antecedentes visigodos encontramos
este templo que se levanta sobre un gran podio, tallado en parte en la roca
viva.
Está dedicado a Santa María. Cuenta con
torre adosada a la cabecera de la nave de la epístola, capilla mayor almenada y
con cubierta de crucería. Tiene tres naves de cañón de medio punto sobre
pilares y gruesos muros con arcos de medio punto adosados al exterior como
contrafuertes. Se dota de un amplio atrio al aire libre cerrado por una cancela
de hierro de barrotes alanzados y suelo empedrado en forma de círculos de
cuarcita negra y blanca. Las puertas laterales son del mismo estilo, en la del
sur bajamos dos escalones y la del norte se accede subiendo tres escalones
hasta la puerta y otro más hasta el pavimento de la Iglesia.
La capilla mayor se ilumina con tres
ventanas de arco apuntado, dos de ellas con vidrieras de finales del s. XIX. La
llamada capilla de Hernán Mejías o del Sagrario cuenta con dos vidrieras.
La capilla del bautismo, construida en
1929, se ilumina con un triple vitral de arcos de medio punto.
A los pies del templo se levantan el coro mayor y otro más pequeño que aloja un órgano barroco construido en 1782.
Una reciente restauración ha reforzado la cubierta del templo con cinchos de hierro y grandes y fuertes vigas de madera. Está declarado monumento de Bien de Interés Cultural, cuyo interior constituye un verdadero museo, ya que está amueblado con 13 retablos, más de 40 esculturas, más de 20 lienzos, 7 vidrieras, gran órgano barroco y una gran colección de bordados y platería.
El complejo parroquial se completa con vivienda rectoral y dependencias para el
uso de actividades parroquiales.
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