El Hotel Convento San
Diego fue hace siglos un convento de la Orden de San Francisco. El diseño del
hotel ha respetado la arquitectura original del convento: las celdas monacales
convertidas en habitaciones de lujo, el claustro, la sala capitular convertida
en un singular restaurante. La decoración combina los elementos originales con
otros de estilo más vanguardista, para dar ubicación a un contraste muy
sugerente y atractivo.
La iglesia es de una
sola nave, cubierta originalmente por una bóveda de cañón, tiene adosado un pequeño
claustro con pilares cuadrados y arcos de medio punto en cantería. A la nave de
la iglesia, en el lado del Evangelio, se abre la capilla del Buen Suceso, y el
enterramiento de D. Francisco de Liaño y Arjona, nacido en Fuentes en 1668,
famoso marino de la época de Felipe V, y que murió en Cartagena. Se conserva
también el refectorio del convento y parte de las celdas.
Fue fundado en 1598 en la villa de Fuentes de León, nombrada así por ser de la Encomienda Mayor del Priorato de León de la Orden Militar de Santiago con un número de más de quinientos vecinos, comenzando las obras a mediados de 1593 con la aportación de donativos y limosnas de todos los vecinos del pueblo, siendo inaugurado en 1603.
Costó un dineral levantarlo y mucho más explicarlo. Fueron los propios vecinos del pueblo quienes afrontaron los cinco años de obras que requirió su construcción hasta que fue inaugurado en 1603. Gracias a ellos también los frailes pudieron resistir hasta el año 1822, en que fueron desamortizados todos los bienes de las órdenes monacales por las Cortes del Trienio Liberal.
El cierre del convento produjo en Fuentes una fuerte convulsión, ya que la presencia de los frailes era de vital importancia en la vida religiosa, social y cultural, asistían a los enfermos, daban de comer a los pobres, predicaban y actuaban como consejeros… La fama de los milagros del Santo atrajo a muchos fieles, su fama llegó incluso a Sevilla, lo que convirtió a Fuentes en un pequeño lugar de peregrinación, obligando al pueblo a cambiar su infraestructura con el aumento de mesones, posadas, incremento de ventas de productos de la tierra… Por tanto, su clausura produjo un aislamiento que afectó negativamente al desarrollo económico, social y cultural del pueblo.
Pasó a manos privadas en 1821, siendo utilizado hasta hace poco para usos agrícolas como molino de aceite y usos ganaderos.
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